jueves, 8 de octubre de 2009

MORIR EN AFGANISTÁN

¿Qué hacemos en Afganistán? ¿merece la pena que nuestros soldados se jueguen la vida en aquel país? Es una pregunta que nos hacemos muchos ciudadanos en vista de cómo se van desarrollando los acontecimientos en aquel país.En primer lugar se han celebrado elecciones en las que el fantasma del fraude ha sido denunciado incluso por organismos internacionales, y del otrora alabado presidente Karzai se puede decir que no es oro todo lo que reluce. No sólo parece estar implicado en el fraude electoral, sino que Afganistán continúa siendo uno de los mayores exportadores de opio y de fundamentalismo, posiblemente a partes iguales.Pero además cabe preguntarse qué ha hecho el presidente Karzai estos años por la democratización de su país y la respuesta es que nada o casi nada si nos ponemos generosos. No sólo las condiciones de vida continúan siendo míseras y la ayuda internacional no llega a sus destinatarios que son los afganos, sino que los derechos humanos más elementales continúan siendo violados, y como ejemplo la situación de las mujeres que continúan siendo un cero a la izquierda, no son ciudadanas sino objetos que pertenecen a los hombres que pueden hacer con ellas lo que les venga en gana.En pleno proceso electoral se aprobó una ley en la que se permite al hombre castigar a la mujer como crea conveniente si ésta no le satisface sexualmente. Tamaña aberración se ha convertido en ley sin que el presidente Karzai, el supuesto amigo de Occidente haya pestañeado, simplemente se ha limitado a decir que eso es una costumbre y que las costumbres son difíciles de erradicar.Lo que cuentan los voluntarios de ONG o algunas mujeres afganas que han logrado salir de aquella cárcel que es para ellas su país es que la situación de las mujeres no sólo no ha mejorado sino que ha empeorado mientras los gobiernos occidentales miran hacia otro lado porque hasta ahora han preferido creerse que hacían bien apostando por el actual mandatario el presidente Karzai.Así que si hacemos un balance de la presencia de tropas occidentales en Afganistán la verdad es que no sé si es como para sentirse satisfechos del resultado. Ya sé que habrá quien diga que si no estuvieran los soldados que están bajo cobertura internacional, las cosas serían aún mucho peor, lo que sinceramente cuesta creer.Hasta ahora lo único que está haciendo Karzai ante la impasibilidad de Occidente es dejar que los talibanes impongan sus leyes criminales y cada día que pasa la situación va a peor.De manera que no resulta baladí preguntarnos qué hacemos en Afganistán. De hecho en la Unión Europea ya empiezan a evidenciarse el deseo de salir de allí.Evidentemente la salida tiene que ser ordenada, de ahí, supongo, el anuncio de la ministra de Defensa de que nuestras tropas se quedarán al menos otros cinco años en Afganistán. Pero entendiendo que España deba de cumplir sus compromisos, aunque no esté claro qué hacemos en Afganistán, si creo que cinco años es demasiado tiempo por mucho que nuestro Gobierno quiera quedar bien con el presidente Obama.

3 comentarios:

alter-ego dijo...

vengo a ver tu estupendo blog.saludos

Ramón Montero dijo...

Precisamente por todo eso hay que seguir allí. Aunque quizá allá que actualizar las prioridades

XAVIER VALDERAS LÓPEZ dijo...

Patricia: lo que hace Occidente en Afganistan es sencillamente una payasada. Se aprovechan para entrenar allí sus propias tropas, puesto que lo militar está muy mal visto en el propio país.¡Una hipocresía que Zapatero retirara las tropas españolas de Irak (promesa que electoralmente le resultó rentable), y las mantenga en Afganistán (de eso no dijo ni pio en la campaña electoral).

Me parece mal marcharse y abandonar a las pobres mujeres afganas, torturadas dentro de sus burkas y sin ningún derecho a nada, a manos de esos fanáticos y sus corruptos gobernantes con roles propios de la edad media. La cosa está allí de tal manera, que las mujeres afganas, y tanto los niños inocentes, como la gente del pueblo inocente, necesita que una fuerza militar internacional les ayude a que su país pueda ser como uno de los nuestros, un estado de derecho donde el respeto a los derechos humanos y a la dignidad es lo fundamental. En eso tendrían que estar de verdad los representantes de las fuerzas extranjeras, y en eso habría que exigirles que se pusieran en acción, para no malgastar los millones de los contribuyentes que cada día se esfuman, sin que se hayan aprovechado en lo que realmente deberían estar: para mejorar las condiciones de aquella gente tan desgraciada, y darles la oportunidad de salir de esa vida de esclavitud y poder tener otra vida más digna, más humana. Curiosamente de eso no se habla nunca, ni en los foros, ni en las cumbres, ni en las televisiones, ni en los periódicos.¿Cómo podemos ser tan estúpidos frente a las desgracias ajena?. Un saludo, Patricia.