martes, 30 de marzo de 2010

PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE PRAVIA, por FELIPE DIAZ-MIRANDA MACIAS.


CRISTO“RECRUCIFICADO”

"Cuando esta Semana Santa veas pasar por las calles de tu ciudad, Oviedo, Gijón, Avilés, Luarca, Pravia, León, Zamora o Sevilla, …la imagen escultórica de un Hombre humillado, herido y torturado, acompañado de una Madre que hasta el final - y siempre a su lado- soportó el difícil papel que le tocó desempeñar a lo largo de su vida, porque así lo entendió y lo quiso desde el principio, quizás su contemplación nos invite, a los que nos decimos cristianos, a pararnos y meditar unos instantes para llegar a comprender la celebración de nuestra Semana Santa; y que ese hombre representa a millones de hombres y mujeres que han sufrido y sufren en la actualidad.

Ahora y siempre la Semana Santa tiene unas coordenadas comunes en todos los lugares de nuestra geografía. No es radicalmente distinta su celebración aquí en Pravia, Oviedo, Sevilla, Zamora o Valladolid.

En esencia es la celebración de un misterio, de una realidad histórica que pasó hace dos mil años y que era – y es – impensable a los ojos de los hombres. El martirio de Cristo, su muerte increíble e injusta a todas luces, y su resurrección en la madrugada del domingo. Hechos claves de nuestra fe que recordamos y vivimos con emoción y hondura. La Semana Santa, no es, ni debe ser para nosotros la memoria fría de un hecho lejano.


Hay pocas cosas más patéticas y más hipócritas, a la vez que repetida tantas veces, que los homenajes póstumos. El homenajeado puede haber pasado toda una vida anodina, olvidado, marginado, humillado y hasta perseguido, y una vez muerto, quizás los mismos que tan mal lo trataron, probablemente para acallar sus conciencias intranquilas, le hacen un homenaje póstumo en el que cantan sus virtudes y recuerdan sus hechos y palabras y hasta puede ser que se enternezcan y derramen alguna lágrima hablando del admirable y querido amigo que nos ha dejado, pero que perdurará en nuestra memoria como ejemplo y como rayo de luz que nos muestre el camino. Naturalmente menos de diez minutos después de terminada la ceremonia, el muerto ha sido olvidado otra vez, y cada uno sigue su camino esperando otro homenaje póstumo u otro aniversario al que acudir.

Esto puede que sea para muchos, sino para la mayoría, las celebraciones de la Semana Santa: un homenaje póstumo al Cristo crucificado hace casi dos mil años. En estos días se recuerda, se rememora, la muerte de Jesús; eso sí, con vacaciones, para unos llenas de actos litúrgicos solemnes, procesiones con pasos cargados de ornato, saetas que rompen el alma y peinetas que inspiran a los artistas, para otros, más pragmáticos, con un viajecito organizado a algún país extraño o a una de nuestras playas o a una de las estaciones de esquí para disfrutar del fin de la temporada,

Unos y otros, si es que creen, ven la crucifixión de Cristo como un hecho histórico, algo que sucedió hace ya mucho, mucho tiempo, pero que hay que recordar cada año, al menos por una semana, pero sin caer en la cuenta de que la pasión de Cristo no ha terminado sino que se está repitiendo una y otra vez a nuestro alrededor. Cristo está siendo crucificado ahora, en este mismo instante, en muchos países, ciudades y pueblos de los cinco continentes. En el Evangelio, Jesucristo se queja de que no le dimos de comer cuando tenía hambre, ni agua cuando tenía sed, ni le vestimos cuando estaba desnudo, ni lo visitamos cuando estaba enfermo, y al preguntarle los buenos fariseos cuando hicieron estas terribles cosas, les dijo que fue cuando no lo hicieron con cada uno de los que les rodeaban. Si hay algo central en la doctrina de Jesús es que Cristo se identifica con los más necesitados, con todos los que sufren algún tipo de privación en medio de un mundo de abundancia, con los débiles en una sociedad que venera a los fuertes y poderosos, con los ignorantes entre unos hombres que idolatran los conocimientos.

Cristo está siendo recrucificado ahora en cada una de las cuarenta guerras que se están produciendo en el mundo, en el enfermo de Sida, en la mujer maltratada, en la soledad del preso, en el emigrante explotado y humillado, en el homosexual o la lesbiana marginada, en el drogadicto despreciado, en la madre soltera incomprendida, en el padre de familia en paro, en la adolescente prostituta y en el niño obligado a trabajar en la mina, en el campo o en cualquier otro lugar. Pero mil veces más doloroso que las terribles tres horas del Cristo – Jesús en la cruz son los tormentos de días y semanas y meses del Cristo – negro o el Cristo – indio o el Cristo – amarillo que ve morir lentamente a sus padres o esposa o hijos por pura hambre y miseria, sin esperanza alguna.

La verdadera imagen del crucificado no es la maravillosa tela que pintó Velázquez y guardamos en el museo, sino la del muerto en un cobarde atentado terrorista, la del emigrante ahogado, flotando entre las rocas de las costas de Almería, y la verdadera “pietá” no es la impresionante escultura de Miguel Angel ante la que se paran miles de turistas, sino la madre etíope con el hijo muerto de hambre en los brazos, la de los que tienen que soportar un régimen tiránico y dictatorial, todo ello mostrado por los medios de comunicación tan habitualmente que nos ha conseguido dejar indiferentes; y el verdadero grito de angustia del crucificado no es el del coro de la Pasión según San Mateo de Bach que disfrutamos oyendo, sino los miles de hombres, de mujeres y niños y niñas que en todo el mundo piden paz, y comida, y trabajo, y libertad, y justicia, ante la mirada indiferente de los que quizás celebramos con gran devoción la Semana Santa.

Cada día es Viernes Santo, y no sólo a las tres de la tarde, sino que cada hora, cada minuto, cada segundo se oye, para el que quiera tener oídos para oír y ojos para ver, el desgarrado ¡Dios mío, Dios mío!, ¿Porqué me has abandonado?.

Por todo lo anterior, No podemos limitarnos una vez al año a evocar la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, solamente con la vista, con los sentidos, ni siquiera con la imaginación de nuestra mente. Debemos realizar, lo que yo llamo, un continuo ejercicio de práctica de fe. Entiendo que el gran fallo de la Iglesia actual es la falta de fe, y cuando digo Iglesia pienso en todos nosotros. Necesitamos aumentar nuestra fe. Fe en Dios, fe en Cristo y también fe en Pedro y en su Magisterio, pues no olvidemos que también está en crisis la fe en Pedro.

Intentemos trasladar aquella realidad de hace 2000 años a la sociedad que nos ha tocado vivir hoy, identifiquemos en nuestros semejantes el sentido de nuestra fe. Actualicemos nuestro compromiso social con los más desfavorecidos y marginados, con la pobreza e indigencia, con la drogadicción y el alcoholismo, con el paro y la explotación humana, con las mujeres y hombres maltratados física y psíquicamente, con los jóvenes y ancianos, con las familias rotas y deshechas por el egoísmo e intransigencia humana .... con todo aquello que requiera nuestra solidaridad y compromiso cristiano; compromiso que no podemos ni debemos olvidar en nuestro ajetreado caminar cotidiano haciendo para ello un alto en nuestras vidas.

La Semana Santa, nuestra Semana Santa dentro de las Hermandades, es actual porque es actual la Pasión de Cristo. La Pasión y Muerte de Cristo no puede ser para nosotros un acontecimiento pasado. Hay una Pasión del Cristo histórico, pero también hay una Pasión del Cristo místico; existiendo una estrecha relación entre el Cristo histórico y el Cristo místico. La Semana Santa, la Pasión es actual, porque en los miembros del cuerpo místico de Cristo, la Pasión no ha acabado. Cristo sigue padeciendo, en nuestros hermanos, y también en nosotros mismos, en mí mismo, y reclama nuestro cuerpo para sufrir y completar lo que falta a su Pasión.

Cada vez que veamos en nuestras calles alguna de esas magnificas tallas con la imagen de Cristo sufriendo, debemos acordarnos de los hombres que sufren, y cada vez que veamos a los hombres que sufren en nuestro entorno, tenemos que recordar a Cristo. Es la Pasión nuestra de cada día. Esa es la Pasión que deben sentir nuestros Cofrades en su Estación de Penitencia, de incomprensión ante los demás, de dificultades, de sacrificio callado y silencioso, de entrega y amor.

Esta es la Cofradía que yo quiero transmitir y tener dentro de nuestras distintas Hermandades, Cofradía que nace con un deseo de vivir la Pasión y Muerte como algo propio y peculiar desde una singular perspectiva cristiana, en el gozo de unirse con Cristo paciente en una identidad de afanes redentores, sintiendo la comunicación de sus padecimientos, configurándose conforme a su muerte, que es la muerte del pecado; para sentir también después, gozosa, gloriosamente el poder de la Resurrección."

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*FELIPE DIAZ-MIRANDA MACIAS, natural de Oviedo, es Profesor Asociado de la Universidad de Oviedo,Secretario del Colegio Oficial Arquitectos de Asturias,
Mienbro del Jurado Provincial de Expropiacion del Principado de Asturias y
Miembro de la Comisión Patrimonio Histórico Consejo Superior Arquitectos de España.

ETA, VENEZUELA Y CUBA....


Tras el auto del Juez Velasco, el refugio de etarras en Venezuela y Cuba es casi indiscutible. Este domingo El País habla de "balneario de etarras" en referencia al amparo que les da Chávez en Venezuela y El Mundo señala que la policía prepara un nuevo censo de terroristas en suelo cubano.


VENEZUELA lleva acogiendo etarras desde los ochenta, pero según la inteligencia española, se ha convertido en la mayor reserva de etarras refugiados existente desde que Chávez está en el poder. Estos informes señalan que entre los 60 miembros de ETA residentes en Venezuela algunos están alejados de la organización terrorista, pero otros siguen activos en la clandestinidad desde que la Justicia de España pidió su extradición.

Según El País, hay también un tercer grupo no se oculta allí, pero sí lleva a cabo labores encubiertas que abarcan desde la financiación hasta la acogida de nuevos fugados, pasando por el entrenamiento armado. Es el caso de Arturo Cubillas, supuesto líder de la banda en Venezuela, y posible organizador de los cursos de explosivos en la selva venezolana. Está, además, empleado dentro del gobierno chavista.

Todo ello mientras mandos de la lucha contra el terrorismos se quejan de que “estamos casi ciegos” en lo referente a la lucha contra ETA en el exterior, pese a palabras como las pronunciadas el sábado por De la Vega en la cadena Ser, que advirtió a los terroristas de que "no hay escondite posible", ya que si intentan huir o esconderse "se les va a encontrar".

Eso contrasta con lo que aseguran fuentes de la lucha contra ETA en el exterior que señala incluso el diario El País. “Trabajamos como podemos, conocemos algunas cosas de esta gente, pero sabemos mucho menos de lo que deberíamos saber. La aparición en Francia de José Lorenzo Ayestarán ha sido una sorpresa. Nadie nos avisó de su fuga. Se pierde la pista de gente de la que necesitaríamos una información constante. Parecerá que están dormidos, pero no podemos olvidar que algunos son auténticos asesinos”, dice la fuente de El País.

Marino Alvarado, abogado venezolano de los etarras Sebastián Etxaniz y Juan Víctor Galarza (dos de los únicos etarras, junto a José Ramón Foruria, que Chávez entregó a España sin proceso de extradición), asegura a El País que antes del chavismo “había un acoso policial constante. Les detenían y vigilaban a todos”.

Otra fuente anónima del diario subraya que “les obligaban a ir constantemente a la sede de la Disip (Policía política). Tenían que hacer presentaciones periódicas, les interrogaban sobre sus actividades y cuando venía de visita alguna personalidad española les detenían durante varios días. Luego les soltaban. Yo les asistí muchas veces. Con Chávez se relajó mucho, se acabó el control, eso es una evidencia que no se puede negar”.

Por eso el caso del etarra Arturo Cubillas, cuyo nombre aparecía en el ordenador intervenido al líder de las FARC apodado Raúl Reyes, es un ejemplo del trato dispensado por Chávez a los etarras residentes en Venezuela: acabó dirigiendo la Oficina de Administración y Servicios del Ministerio de Agricultura y Tierras en 2005; y desde 2007 es jefe de Seguridad del Instituto Nacional de Tierras, organismo encargado de expropiar fincas supuestamente improductivas.

Un hecho que sorprendió a toda la comunidad vasca residente en Venezuela, y no para bien. Cubillas violaba así el pacto de no hacer demasiado ruido en sus estancias en el país, y sus puestos en el Gobierno. “Un cargo tan público, se cierta importancia, es algo muy frontal y descarado”, comentan. La esposa venezolana de Cubillas, también cocinera como él, apagó los fogones para ocupar hasta seis puestos en la administración del caudillo venezolano.

Dos personas relacionadas con las fuerzas de seguridad venezolanas, relata El País, dicen que el etarra Cubillas mantiene también una relación muy estrecha con mandos de la Guardia Nacional y de la Dirección de Inteligencia Militar. “Les he visto muchas veces echar tragos juntos. Ha asistido a reuniones de seguridad. No le puedo decir más, me juego mucho”.

Un chófer de las FARC interrogado en Colombia por fuerzas españolas dice que los etarras que acaban de dar un curso de explosivos en Venezuela “recibieron una llamada de un tal Fontán. Los dos bajaron del coche y saludaron efusivamente a Cubillas. También aguardaba un varón con vestimenta civil que llevaba un chaleco con el escudo de la DIM y un grupo de personas armadas que parecían militares venezolanos que prestaban escolta al grupo”.

Otro etarra amparado por Chávez es Andoni Zengotitabengoa, detenido en Lisboa mientras intentaba volar a Caracas. Los informes alertan del trasvase de etarras desde México, donde llegaron a residir hasta 80, a Venezuela. El País dice que muchos huyeron de México al país liderado por Chávez después del impulso de la Audiencia Nacional de extraditar refugiados que dirigían la trama financiera desde allí.

Los veteranos de ETA refugiados en Venezuela tienen edades comprendidas entre 45 y 55 años y preocupan mucho a los servicios de inteligencia españoles. De los siete cuya extradición pidió España y Chávez denegó, dice El País, cinco están ahora desaparecidos aunque la Policía española sabe que viven en Venezuela. José Lorenzo Ayestarán (detenido en Francia cuando se había reintegrado en la banda) Lusi María Olalde Quintela…

Entre esos siete etarras suman un total de 40 asesinatos, pero estos historiales no impresionan a los jueces venezolanos. Desde que gobierna Chávez España ha solicitado la extradición de 21 personas, pero ninguna ha sido detenida o entregada, según un portavoz del ministerio de Justicia español.

Según la diputada Iris Varela, del PSUV por Táchira, “ETA no es una organización terrorista, son luchadores de un pueblo que luchan por su independencia”. Los asesinatos de la banda, dice “no le constan”. “El que se siente comprometido con un ideal tiene derecho a utilizar las armas. ¿Cómo se consigue la independencia de ciertos países? Yo se lo digo: luchando. La Constitución de Venezuela prohíbe la extradición de venezolanos y estas personas lo son”, asegura.

Todo ello mientras los sectores del Chavismo preparan actos de apoyo a Cubillas, y recuerdan el hecho de que los primeros etarras llegaron en los ochenta gracias al acuerdo entre Felipe González y Carlos Andrés Pérez. Dicen que no hay apoyo alguno a los etarras y que éstos no tienen causas pendientes con la Justicia española.

Refugio en CUBA.

Fernando Lázaro, por su parte, publica en el diario El Mundo, que la pasada semana se desplazaron hasta Cuba efectivos de la "comisaría general de información con el fin de perfilar aún más sus investigaciones sobre la presencia de etarras" en la isla caribeña.

Los agentes desplazados ("al menos dos comisarios de Información y algunos de sus subordinados") intentarán recabar información sobre "los etarras y concretar los datos sobre los miembros de ETA que ya conocían que estaban en Cuba, alrededor de una docena".

De nuevo el auto del juez Velasco, tal y como destaca El Mundo, ha sido la llave para que las fuerzas de seguridad españolas se lancen a la búsqueda y captura de los etarras refugiados en Venezuela y Cuba. Velasco "también emitía orden de busca y captura contra otros seis integrantes del grupo terrorista FARC", recuerda el diario de Pedro J.

Según este diario, actualmente la información del CNI está en dique seco. "Cuba expulsó hace varios meses a los agentes españoles del servicio secreto al lanzar sombras de sospecha contra ellos de que estaban en colaboración con los opositores a Castro", dice El Mundo.

En esta información se apunta a que podrían ser cerca de 200 los terroristas de ETA que se encuentran repartidos por diferentes países de Iberoamérica. "la mayoría son antiguos refugiados de ETA, que llegaron a este continente durante los años 80 y fruto de acuerdos suscritos por el Ejecutivo de Felipe González y con la colaboración del Ejecutivo

lunes, 29 de marzo de 2010

RESPUESTA A LOS TERRIBLES ESCÁNDALOS DE LA IGLESIA.


El P. Roger J. Landry fue ordenado sacerdote por la Diócesis de Fall River, MA, por el Obispo Sean O’Malley, OFM Cap., en 1999. Después de obtener la licenciatura de biología por la Universidad de Harvard, el P. Landry hizo sus estudios para el sacerdocio en Maryland, Toronto, y durante varios años en Roma. Después de su ordenación sacerdotal, el Obispo O’Malley lo envió de regreso a Roma para concluir sus estudios de graduación en teología moral y bioética. Actualmente es vicario parroquial en la Parroquia del Espíritu Santo en Fall River, Massachusetts y capellán en la Escuela Secundaria Bishop Connolly.
Autor:
Padre Roger J. Landry


Cuál debe ser nuestra respuesta a los terribles escándalos en la Iglesia
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Muchas personas se han acercado a mí para hablar del asunto. Y por eso, hoy, quiero atacar el asunto de frente. No podemos fingir como si no hubiera sucedido. Y yo quisiera discutir cual debe ser nuestra respuesta como fieles católicos a este terrible escándalo.

Lo primero que necesitamos hacer, es entenderlo a la luz de nuestra fe en el Señor. Antes de elegir a sus primeros discípulos, Jesús subió a la montaña a orar toda la noche. En ese tiempo tenía muchos seguidores. Él habló a Su Padre en oración acerca de a quienes elegiría para que fueran sus doce apóstoles, los doce que Él formaría íntimamente, los doce a quienes enviaría a predicar la Buena Nueva en Su nombre. Él les dio el poder de expulsar a los demonios. Les dio el poder para curar a los enfermos. Ellos vieron como Jesús obro incontables milagros. Ellos mismos obraron en Su nombre numerosos milagros.

Pero, a pesar de todo, uno de ellos fue un traidor. Uno, que había seguido al Señor, uno, a quien el Señor le lavo los pies, que lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a personas de entre los muertos y perdonar a los pecadores, traiciono al Señor. El Evangelio nos dice que él permitió que Satanás entrara en él y luego vendió al Señor por treinta monedas en Getsemaní, simulando un acto de amor para entregarlo. “¡Judas!” le dijo Jesús en el huerto de Getsemaní, “con un beso entregas al Hijo del hombre” Jesús no eligió a Judas para que lo traicionara. Él lo eligió para que fuera como todos los demás. Pero Judas fue siempre libre y uso su libertad para permitir que Satanás entrara en él y, por su traición, terminó haciendo que Jesús fuera crucificado y ejecutado.

Así que desde los primeros doce que Jesús mismo eligió, uno fue un terrible traidor. A VECES LOS ELEGIDOS DE DIOS LO TRAICIONAN. Este es un hecho que debemos asumir. Es un hecho que la primera Iglesia asumió. Si el escándalo causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de comenzar a crecer. En vez de ello, la Iglesia reconoció que no se juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes si lo viven.

En vez de centrarse en aquel que traiciono a Jesús, se centraron en los otros once, gracias a cuya labor, predicación, milagros y amor por Cristo, nosotros estamos aquí hoy. Es gracias a los otros once -todos los cuales, excepto San Juan, fueron martirizados por Cristo y por el Evangelio, por el cual estuvieron dispuestos a dar sus vidas para proclamarlo- que nosotros llegamos a escuchar la palabra salvífica de Dios, que recibimos los sacramentos de la vida eterna.

Hoy somos confrontados por esa misma realidad. Podemos centrarnos en aquellos que traicionaron al Señor, aquellos que abusaron en vez de amar a quienes estaban llamados a servir, o, como la primera Iglesia, podemos enfocarnos en los demás, en los que han permanecido fieles, esos sacerdotes que siguen ofreciendo sus vidas para servir a Cristo y para servirlos a ustedes por amor. Los medios casi nunca prestan atención a los buenos “once”, aquellos a quienes Jesús escogió y que permanecieron fieles, que vivieron una vida de silenciosa santidad. Pero nosotros, la Iglesia, debemos ver el terrible escándalo que estamos atestiguando bajo una perspectiva auténtica y completa.

El escándalo desafortunadamente no es algo nuevo para la Iglesia. Hubo muchas épocas en su historia, cuando estuvo peor que ahora. La historia de la Iglesia es como la definición matemática del coseno, es decir, una curva oscilatoria con movimientos de péndulo, con bajas y altas a lo largo de los siglos. En cada una de esas épocas cuando la Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios elevo a tremendos santos que llevaran a la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es casi como si en aquellos momentos de oscuridad, la Luz de Cristo brillará más intensamente. Yo quisiera centrarme un poco en un par de santos a quienes Dios hizo surgir en esos tiempos tan difíciles, porque su sabiduría realmente puede guiarnos durante este tiempo difícil.

San Francisco de Sales fue un santo a quien Dios hizo surgir justo después de la Reforma Protestante. La Reforma Protestante no brotó fundamentalmente por aspectos teológicos, por asuntos de fe -aunque las diferencias teológicas aparecieron después- sino por aspectos morales.

Había un sacerdote agustino, Martín Lutero, quien fue a Roma durante el papado más notorio de la historia, el del Papa Alejandro VI. Este Papa jamás enseño nada contra la fe -el Espíritu Santo lo evitó- pero fue simplemente un hombre malvado. Tuvo nueve hijos de seis diferentes concubinas. Los sacerdotes vivían abiertamente relaciones con mujeres. Algunos trataban de obtener ganancias vendiendo bienes espirituales. Privaba una inmoralidad terrible entre los laicos católicos.



Eventualmente Dios hizo surgir a muchos santos que combatieran esta solución equivocada y trajeran de regreso a las personas a la Iglesia fundada por Cristo. San Francisco de Sales fue uno de ellos. Poniendo en riesgo su vida, recorrió Suiza, donde los calvinistas eran muy populares, predicando el Evangelio con verdad y amor. Muchas veces fue golpeado en su camino y dejado por muerto. Un día le preguntaron cuál era su postura con relación al escándalo que causaban tantos de sus hermanos sacerdotes. Lo que él dijo es tan importante para nosotros hoy como lo fue en aquel entonces para quienes lo escucharon. El no se anduvo con rodeos.

Dijo: “Aquellos que cometen ese tipo de escándalos son culpables del equivalente espiritual a un asesinato, destruyendo la fe de otras personas en Dios con su pésimo ejemplo”. Pero al mismo tiempo advirtió a sus oyentes: “Pero yo estoy aquí entre ustedes hoy para evitarles un mal aún peor. Mientras que aquellos que causan el escándalo son culpables de asesinato espiritual, los que acogen el escándalo -los que permiten que los escándalos destruyan su fe- son culpables de suicidio espiritual. Son culpables” dijo él “de cortar de tajo su vida con Cristo, abandonando la fuente de vida en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía”.

San Francisco de Sales anduvo entre la gente de Suiza tratando de prevenir que cometieran un suicidio espiritual a causa de los escándalos. Y yo estoy aquí hoy para predicarles lo mismo a ustedes.

¿Cuál debe ser entonces nuestra reacción? Otro gran santo que vivió en tiempos particularmente difíciles también puede ayudarnos. El gran San Francisco de Asís vivió alrededor del año 1200, que fue una época de inmoralidad terrible en Italia central. Los sacerdotes daban ejemplos espantosos. La inmoralidad de los laicos era aun peor. San Francisco mismo, siendo joven, había escandalizado a otros con su manera despreocupada de vivir. Pero eventualmente se convirtió al Señor, fundo a los Franciscanos, ayudo a Dios a reconstruir Su Iglesia y llegó a ser uno de los más grandes santos de todos los tiempos.

Una vez, uno de los hermanos de la Orden de Frailes Menores le hizo una pregunta. Este hermano era muy susceptible a los escándalos. “Hermano Francisco” le dijo, “¿que harías tú si supieras que el sacerdote que esta celebrando la Misa tiene tres concubinas a su lado? Francisco, sin dudar un solo instante, le dijo muy despacio: “Cuando llegara la hora de la Sagrada Comunión, iría a recibir el Sagrado Cuerpo de mi Señor de las manos ungidas del sacerdote.”

¿A donde quiso llegar Francisco? Él quiso dejar en claro una verdad formidable de la fe y un don extraordinario del Señor. Sin importar cuan pecador pueda ser un sacerdote, siempre y cuando tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia -en Misa, por ejemplo, cambiar el pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo, o en la confesión, sin importar cuan pecador sea él en lo personal, perdonar los pecados del penitente- Cristo mismo actúa en los sacramentos a través de ese ministro.

Ya sea que el Papa Juan Pablo II celebre la Misa o que un sacerdote condenado a muerte por un crimen celebre la Misa, en ambos casos es Cristo mismo quien actúa y nos da Su cuerpo y Su sangre. Así que lo que Francisco estaba diciendo en respuesta a la pregunta de su hermano religioso al manifestarle que él recibiría el Sagrado Cuerpo de Su Señor de las manos ungidas del sacerdote, es que no iba a permitir que la maldad o inmoralidad del sacerdote lo llevaran a cometer suicidio espiritual.

Cristo puede seguir actuando y de hecho actúa incluso a través del más pecador de los sacerdotes. ¡Y gracias a Dios que lo hace! Y es que si siempre tuviéramos que depender de la santidad personal del sacerdote, estaríamos en graves problemas. Los sacerdotes son elegidos por Dios de entre los hombres y son tentados como cualquier ser humano y caen en pecado como cualquier ser humano. Pero Dios lo sabía desde el principio. Once de los primeros doce apóstoles se dispersaron cuando Cristo fue arrestado, pero regresaron; uno de los doce traicionó al Señor y tristemente nunca regresó. Dios ha hecho los sacramentos esencialmente “a prueba de los sacerdotes”, esto es, en términos de su santidad personal. No importa cuan santos estos sean o cuan malvados, siempre y cuando tengan la intención de hacer lo que hace la Iglesia, entonces actúa Cristo mismo, tal como actuó a través de Judas cuando Judas expulsó a los demonios y curó a los enfermos.

Así que, de nuevo, les pregunto: ¿Cuál debe ser la respuesta de la Iglesia a estos actos? Se ha hablado mucho al respecto en los medios. ¿Tiene la Iglesia que trabajar mejor, asegurándose que nadie con predisposición a la pedofilia sea ordenado? Absolutamente. Pero esto no seria suficiente.

¿Tiene la Iglesia que actuar mejor para tratar estos casos cuando sean reportados? La Iglesia ha cambiado su manera de abordar estos casos y hoy la situación es mucho mejor de lo que fue en los años ochentas, pero siempre puede ser perfeccionada. Pero aun esto no seria suficiente. ¿Tenemos que hacer más para apoyar a las victimas de tales abusos? ¡Sí, tenemos que hacerlo, tanto por justicia como por amor! Pero ni siquiera esto es lo adecuado. El Cardenal Law ha hecho que la mayoría de los rectores de las escuelas de medicina en Boston trabajen en el establecimiento de un centro para la prevención del abuso en niños, que es algo que todos nosotros debemos apoyar. Pero ni siquiera esto es una respuesta suficiente.

¡La única respuesta adecuada a este terrible escándalo, la única respuesta auténticamente católica a este escándalo -como San Francisco de Asís reconoció en 1200, como San Francisco de Sales reconoció en 1600 e incontables otros santos han reconocido en cada siglo- es la SANTIDAD! ¡Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad! La santidad es crucial, porque es el rostro auténtico de la Iglesia.

Siempre hay personas -un sacerdote se encuentra con ellas regularmente, ustedes probablemente conocen a varias de ellas también- que usan excusas para justificar por que no practican su fe, por que lentamente están cometiendo suicidio espiritual. Puede ser porque una monja se portó mal con ellos cuando tenían 9 años. O porque no entienden las enseñanzas de la Iglesia sobre algún asunto particular. Indudablemente habrá muchas personas estos días -y ustedes probablemente se encontraran con ellas – que dirán: “¿Para que practicar la fe, para que ir a la Iglesia, si la Iglesia no puede ser verdadera, cuando los así llamados elegidos son capaces de hacer el tipo de cosas que hemos estado leyendo?” Este escándalo es como un perchero enorme donde algunos trataran de colgar su justificación para no practicar la fe. Por eso es que la santidad es tan importante.

Estas personas necesitan encontrar en todos nosotros una razón para tener fe, una razón para tener esperanza, una razón para responder con amor al amor del Señor. Las bienaventuranzas que leemos en el Evangelio de hoy son una receta para la santidad. Todos necesitamos vivirlas más. ¿Tienen que ser más santos los sacerdotes? Seguro que sí. ¿Tienen que ser más santos los religiosos y religiosas y dar un testimonio aun mayor de Dios y del Cielo? Absolutamente. Pero todas las personas en la Iglesia tienen que hacerlo, ¡incluyendo a los laicos! Todos tenemos la vocación de ser santos y esta crisis es un llamado para que despertemos.

Estos son tiempos duros para ser sacerdote hoy. Son tiempos duros para ser católicos hoy. Pero también son tiempos magníficos para ser un sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser católicos hoy. Jesús dice en las bienaventuranzas que escuchamos hoy: “Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes.”

Yo he experimentado de primera mano esta bienaventuranza, al igual que otros sacerdotes que conozco. A principios de esta semana, salía yo con mi traje negro de clérigo. Una madre, apenas me vio, inmediata y apresuradamente aparto a sus hijos del camino y los protegió de mí mientras yo pasaba. Me miro cuando pase y cuando me había alejado lo suficiente, respiro aliviada y soltó a sus hijos. ¡Como si yo fuera a atacarlos a mitad de la tarde en un club deportivo!

Pero mientras que todos nosotros quizá tengamos que padecer tales insultos y falsedades por causa de Cristo, de hecho debemos regocijarnos. Es un tiempo fantástico para ser cristianos hoy, porque es un tiempo en el que Dios realmente necesita de nosotros para mostrar Su verdadero rostro. En tiempos pasados en Estados Unidos, la Iglesia era respetada. Los sacerdotes eran respetados. La Iglesia tenía reputación de santidad y bondad. Pero ya no es así.

Uno de los más grandes predicadores en la historia estadounidense, el Obispo Fulton J. Sheen, solía decir que él prefería vivir en tiempos en los que la Iglesia sufre en vez de florecer, cuando la Iglesia tiene que luchar, cuando la Iglesia tiene que ir contra la cultura. Esas épocas para que los verdaderos hombres y las verdaderas mujeres dieran un paso al frente y contaran. “Hasta los cadáveres pueden flotar corriente abajo,” solía decir, señalando que muchas personas salen adelante fácilmente cuando la Iglesia es respetada, “pero se necesita de verdaderos hombres, de verdaderas mujeres, para nadar contra la corriente.”

¡Que cierto es esto! Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para mantenerse a flote y nadar contra la corriente que se mueve en oposición a la Iglesia. Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para reconocer que cuando se nada contra la corriente de las críticas, estamos más seguros que cuando permanecemos adheridos a la Roca sobre la que Cristo fundo su Iglesia. Este es uno de esos tiempos. Es uno de los grandes momentos para ser cristianos.

Algunas personas predicen que en esta región la Iglesia pasará tiempos difíciles y quizá sea así, pero la Iglesia sobrevivirá, porque el Señor se asegurará que sobreviva. Una de las más grandes réplicas en la historia sucedió justamente hace unos 200 años. El emperador francés Napoleón engullía con sus ejércitos a los países de Europa con la intención final de dominar totalmente el mundo. En aquel entonces dijo una vez al Cardenal Consalvi: “Voy a destruir su Iglesia” “Je detruirai votre eglise!” El Cardenal le contesto: “No, no podrá”. Napoleón, con sus 1.50 de altura, dijo otra vez: “Je detruirai votre eglise!” El Cardenal dijo confiado: “No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!”

Si los malos papas, los sacerdotes infieles y miles de pecadores en la Iglesia no han tenido éxito en destruirla desde su interior -le estaba diciendo implícitamente al general ¿cómo cree que Ud. va a poder hacerlo? El Cardenal apuntaba a una verdad crucial. Cristo nunca permitirá que Su Iglesia fracase. Él prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre Su Iglesia, que la barca de Pedro, la Iglesia que navega en el tiempo hacia su puerto eterno en el cielo, nunca se volcara, no porque aquellos que van en ella no cometan todos los pecados posibles para hundirla, sino porque Cristo, que también está en la barca, nunca permitirá que esto suceda. Cristo sigue en la barca y Él nunca la abandonará.

La magnitud de este escándalo podría ser tal, que de ahora en adelante ustedes encuentren difícil confiar en los sacerdotes de la misma manera como lo hicieron en el pasado. Esto puede suceder y podría no ser tan malo. ¡Pero nunca pierdan la confianza en el Señor! ¡Es Su Iglesia! Aún cuando algunos de Sus elegidos lo hayan traicionado, Él llamará a otros que serán fieles, que los servirán a ustedes con el amor que merecen ser servidos, tal como ocurrió después de la muerte de Judas, cuando los once apóstoles se pusieron de acuerdo y permitieron que el Señor eligiera a alguien que tomara el lugar de Judas y escogieron al hombre que terminó siendo San Matías, quien proclamó fielmente el Evangelio hasta ser martirizado por él.

¡Este es un tiempo en el que todos nosotros necesitamos concentrarnos aún más en la santidad! ¡Estamos llamados a ser santos y cuanto necesita nuestra sociedad ver ese rostro hermoso y radiante de la Iglesia! Ustedes son parte de la solución, una parte crucial de la solución. Y cuando caminen al frente hoy para recibir de las manos ungidas de este sacerdote el Sagrado Cuerpo del Señor, pídanle a Él que los llene de un deseo real de santidad, un deseo real de mostrar Su auténtico rostro.

Una de las razones por las que yo estoy aquí como sacerdote para ustedes hoy es porque siendo joven, me impresionaron negativamente algunos de los sacerdotes que conocí. Los veía celebrar la Misa y casi sin reverencia alguna dejaban caer el Cuerpo del Señor en la patena, como si tuvieran en sus manos algo de poco valor en vez de al Creador y Salvador de todos, en vez de a MI Creador y Salvador. Recuerdo haberle dicho al Señor, reiterando mi deseo de ser sacerdote: “¡Señor, por favor, déjame ser sacerdote para que pueda tratarte como Tú mereces!” Eso me dio un ardiente deseo de servir al Señor.

Quizá este escándalo les permita a ustedes hacer lo mismo. Este escándalo puede ser algo que los conduzca por el camino del suicidio espiritual o algo que los inspire a decir, finalmente, “Quiero ser santo, para que yo y la Iglesia podamos glorificar tu nombre como Tú lo mereces, para que otros puedan encontrarte en el amor y la salvación que yo te he encontrado.” Jesús esta con nosotros, como lo prometió, hasta el final de los tiempos. Él sigue en la barca.

Tal como a partir de la traición de Judas, Él alcanzó la más grande victoria en la historia del mundo, nuestra salvación por medio de Su Pasión, muerte y Resurrección, también a través de este episodio Él puede traer y quiere traer un nuevo renacimiento de la santidad, para lanzar unos nuevos Hechos de los Apóstoles en el siglo 21, con cada uno de nosotros -y esto te incluye a TI- jugando un papel estelar. Ahora es el tiempo para que los verdaderos hombres y mujeres de la Iglesia se pongan de pie. Ahora es el tiempo de los santos. ¿Cómo vas a responder tú?

miércoles, 10 de marzo de 2010

"LOS TOROS EN CATALUÑA" por ADOLFO SUAREZ ILLANA.




Algo nos está pasando… y no es nada bueno. Andamos enredados estos días, unos y otros, en buscar y dar argumentos a favor y en contra de la continuación de las corridas de toros en Cataluña.

Al margen de lo bueno o malo que pueda resultar tal ejercicio, me parece francamente incomprensible su solo planteamiento. El “obligar” a todo un sector, representante de un espectáculo artístico que, además, es el más singular de toda la tierra, a dar razones para que no sea prohibido. Si alguien debiera dar razones, y graves, para el simple planteamiento de una cuestión así, estos deberían ser los abolicionistas.

Algunos, al oír esto, rápidamente acuden al lugar común del animal que sufre para marcar la diferencia. No quiero abundar en los argumentos que, para “compensar” esta afirmación, se suelen aportar, pero si querría decir dos cosas.

Primero, que los animales no son personas. Esto, que parece una obviedad para el común de los mortales, también parece que está siendo cuestionado por una sutil pero permanente campaña de “personalización” de los animales como forma de civilización y progreso. Esa personalización consiste en acercar los animales a las personas hasta tal extremo, que no solo se les otorgan derechos, que algunos tienen, si no también características que son absolutamente exclusivas del hombre. Pues bien, eso no es ni civilización ni progreso, es, lisa y llanamente, un amaneramiento social.

Una cosa es tener una mascota y tratarla bien y, otra muy distinta, es pensar que ese animal “es una persona”; con sus mismas características y derechos. Aunque a veces lo olvidemos, nada tiene que ver la idílica representación que se nos hace de la selva, sus animales y relaciones en los cuentos de Disney o Kipling, con la cruda realidad.

En algunos casos, el trato dado a ciertos animales de compañía llega al más absoluto de los ridículos. No pongo ejemplos. No quiero ofender a nadie, ni meterme en la forma en la que cada cual trata a sus mascotas, pero de ahí a confundir un animal con una persona, va un mundo. Los animales, como el resto de la creación, con los límites que imponen la razón y la necesidad de mantenerla para las futuras generaciones, está al servicio del hombre.

Y es dentro de este marco, donde han de ser entendidas la corridas de toros. El toro bravo ha sido y es parte de la cadena alimenticia del hombre y, solo por sus especialísimas características de bravura y nobleza en la lucha a la hora de ser manejados para su muerte, es que a estos animales se les ha permitido una vida y una forma de morir que no tiene relación alguna con la que se le concede a cualquier otra res en el mundo: una vida extraordinaria en libertad de al menos de cuatro años, la posibilidad de pelear por su vida y, esto es más excepcional aún, la posibilidad también de matar a su matador.

Esto, en cuanto a las posibilidades que se “ofrecen” un animal que acude al sacrificio para ser convertido en alimento. Por otro lado van las exigencias que se le imponen al personaje que aspira a ser el matador de tan excepcional animal. Son muchas, no sirve hacerlo de cualquier manera. Tanto es así que, además de la liturgia obligatoria que debe ser respetada durante el proceso, al matador se le exige aportar algo de sí mismo que le diferencie, que le haga especial a él y a su forma de llevar a cabo esa lidia; y eso es, precisamente, el arte. El arte generado mientras se ofrece el espectáculo más singular de toda la Tierra: bailar a muerte con un toro. Pero, como digo, no de cualquier manera, sino cumpliendo las grandes exigencias artísticas, técnicas y ganaderas que hacen que ese espectáculo sea verdaderamente excepcional y digno de reconocimiento.
Bailar a muerte con un toro, que eso es torear, tiene una verdad incontestable tras de si: la muerte. Pero ello no es sino la dificultad que la hace única y que impide a aquellos que no están dispuestos a morir ser parte protagonista de esta manifestación artística ancestral, centenaria y mítica. Pero la esencia no es la muerte, sino el arte: esa capacidad del hombre para crear sentimientos en el albero al hilo una coreografía inmediata, brillante, efímera y exclusiva bailada sobre la cuerda floja que se tiende entre los dos pitones de un toro bravo.

No creo que un espectáculo así deba ser prohibido en ningún caso, antes bien, debe ser objeto de cuidado y apoyo, con independencia del número de seguidores con los que cuente, como lo es en países tan civilizados y cultos como Francia. Esto debería ser bien entendido por administraciones que, como la catalana, no cejan en el empeño de imponer el catalán por la fuerza, so pretexto de que es marginado por “otros”.

Segundo, les había prometido dos cosas, no creo en absoluto que el sufrimiento animal, o de los animales, les preocupe lo más mínimo a esta gente que hoy trata de imponer su voluntad al resto de la sociedad con la abolición de las corridas de toros en cataluña, pues son los mismos –todavía recuerdo a Tardá en esas tareas- que defienden que a una mujer le puedan introducir unas tijeras por la vagina y descuartizar, en su seno, al niño que lleva dentro. Esto suena a salvajada… y lo es, pero es una de las formas más comunes de practicar un aborto hoy en día. Hay otras, no menos salvajes, como la de meter una aguja-aspiradora por el mismo conducto para extraer al feto a la vez que se le trocea y mata. Yo he tenido la desgracia de ver imágenes así y es repugnante ver el dolor que se produce al niño y cómo este intenta en vano defenderse. ¿Es acaso más digno de defensa el toro que un niño en el seno materno? ¿Y quieren que me crea lo del sufrimiento del pobre toro? Me parece una burla de mal gusto. Lo que creo es que lo único que les importa a quienes esto defienden es su santa voluntad y que el sufrimiento, ya del niño, ya del toro, les importa muy poco.

Al final, tristemente, todo apunta a lo que el más zote puede alcanzar con suma facilidad: que hay quienes, manejando sentimientos ciertos de algunos sectores de la sociedad, aprovecha la oportunidad política para sacar de quicio las cosas y montar un espectáculo –indecente esta vez- cuyo objetivo inconfesable no es otro que buscar puntos de fricción y enfrentamiento entre la sociedad española en general y la sociedad catalana en particular. Puntos de fricción que no existen ni han existido jamás y que son alentados por políticos necios, incapaces de cumplir con las tareas más exigentes, importantes y urgentes que les han sido encomendadas por esa misma sociedad. Por ejemplo, buscar salidas a la crisis y favorecer el entendimiento y la convivencia pacífica entre todos los españoles.

(Adolfo Suarez Illana, "El Mundo", 10 de Marzo del 2010).

lunes, 8 de marzo de 2010

El Privilegio de ser mujer- DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER


El privilegio y la trascendencia de ser mujer.

Es tiempo que la mujer se encuentre a si misma, valore lo que es y lo que hace, la inmensa dignidad que tiene por el hecho de ser persona y además mujer.
“Ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del Espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga”1

Llega, como cada año, el día dedicado a la mujer. Es importante por lo tanto, recordar la trascendencia del “ser mujer”, que implica esa esencia, ese genio, ese rasgo femenino que impregna y marca la vida de la humanidad de manera imborrable, impenetrable, insuperable y trascendente.

Ser mujer es ser persona en un modo particular, es decir, el hombre y la mujer, siendo personas ambos, tienen modos distintos y personalísimos de ser esencialmente diferentes.

El alma, el ethos, la esencia femenina va a la totalidad, a lo personal – vivo, custodia, protege, conserva, nutre, alimenta, ayuda a crecer y favorece todo lo que le rodea, principalmente a sus seres queridos.

Así mismo, conoce no tanto como resultado de un análisis teórico, cuanto de un modo natural de ir a lo concreto, de contemplarlo y de sentirlo, lo cual capacita a la mujer para ser protectora y educadora de los seres que la rodean.

Ya Agustín de Hipona hablaba de la mujer no como un adorno o un instrumento al servicio del hombre, sino que decía que “la dignidad de la mujer es medida en razón del Amor que es esencialmente orden de justicia y caridad”

Porque solo la mujer es capaz de Amar como Ama, solo la mujer da su vida literal y figurativamente por aquellos a quienes ama, solo la mujer se dona integral y desinteresadamente con la única recompensa de ver al ser amado feliz, pleno, lleno de Amor y de paz.

Un Feliz Día de la Mujer....