lunes, 18 de abril de 2016

"EL VALOR DE LA TEMERIDAD." ( Por Luis Sánchez-Merlo )

El valor de la temeridad


Los últimos cien días de nuestra asombrosaactualidad invitan a darse un garbeo por latitudes próximas y sacudirse, de paso, el ensimismamiento al que conducen las idas y venidas de un puñado de actores ubicuos pero no cercanos porque la sociedad respira mejor cuando cada uno triunfa en función de sus méritos y cuando el Estado está presente en los momentos duros de la vida”. 

Quien razona así es Emmanuel Macron (EM), ministro de economía francés, un joven zorro, que habla, sin esfuerzo, de Aristóteles, Descartes, Pascal o Kant, y considera que la política sin filosofía no es más que cinismo y nihilismo. Hijo de un neurólogo, casado con la que fue su profesora de gramática -veinte años mayor que él- acaba de anunciar la puesta en marcha de un movimiento político: “ En Marche ! ” (ojo al acrónimo).

Hace apenas un año se declaraba dispuesto a influir en la transformación ideológica de la izquierda y, con léxico nutritivo y sin pelos en la lengua, se despachaba sobre las pequeñas miserias de los partidos: “tener un carnet, pagar la cotización, adherirse a los jefes, mostrarse de acuerdo con el corpus ideológico plagado de malentendidos en un momento en que las ideas han sido abundantemente abandonadas por los partidos”. Ahora, con la cólera social también en marcha, lo pespuntea, "formo parte de un gobierno de izquierdas... pero quiero trabajar, también, con gente que se siente hoy de derechas". 

Es la proclama de un impaciente, empachado de los que se "agarran como los percebes a las rocas", que detesta los conflictos y habla de Merkel sin miedo escénico: ”Quiere bailar el tango contigo y piensa que es ella quien debe meter la pierna derecha. Nosotros pensamos lo mismo”.

La irrupción de EM tiene que ver con el mal francés, el de un país esclerotizado por los bloqueos y que lleva su protesta a la calle ante la inminente e inevitable reforma laboral. Esto ya lo conocemos.Su empeño, ‘despertar la actividad’, sintetiza las reformas para las que ha encontrado una formidable resistencia a la hora de confrontar las realidades políticas, sociales y jurídicas. Y este es un soplo casi apolítico en el paisaje de la vieja Francia:sindicalistas, patronos, electores, ideas.

Ha convertido ese principio, casi desnudo, en una ley; se ha salido con la suya y sus críticos le repudian como un epifenómeno de la política francesa, un oportunista ambicioso, con un magro balance de su paso por Bercy: apenas una ley que liberaliza el transporte por autocar y reduce levemente los gastos notariales.

Artífice del “pacto de responsabilidad”, les ha hecho a las compañías francesas una rebaja de 41.000 millones de euros en impuestos y cotizaciones sociales. Si a esto añadimos que quiere revisar la ley que reduce la jornada laboral a 35 horas semanales, se puede uno hacer una idea de lo sulfuradas que pueden estar las rancias estructuras del Hexágono.

Su proclama liberal en defensa del libre mercado y el restablecimiento de las finanzas públicas, suministra munición a la oposición: ‘Para una vez que un hombre de izquierdas dice que un gato es un gato no le vamos a llevar la contraria’. Y como el establishment no está acostumbrado a las exquisiteces de un joven reformador -38 años- que desde hace seis no apoquina al partido, ya hay quien le ridiculiza como ‘representante de ese intelectualismo arrogante e ineficaz que hace reír al mundo entero’. 

Pero se trata de un pragmático que aprovecha el parón del “petit énervé (Sarkozy) para asaltar el debate: crear valor y hacer reformas sociales (paro, nivel de vida, formación e igualdad de oportunidades). El discurso de la austeridad convierte a sus apóstoles en odiosos y para afligidos, este es un hombre de la derecha pura y dura, porque llamar a su partido "en marcha" cuando se es ministro de una economía que cojea parece propio de alguien sin complejos ni escrúpulos. Efectivamente, dirige una economía en la que solo progresa el paro, con salarios congelados, empresas sin pedidos, municipios con dieta de gastos y obligados a reducir sus inversiones en la que el equilibrio presupuestario sigue siendoun mito. 

Pero no esconde su programa: asumir la mundializaciócon el pretexto de la "deuda", atomizar los componentes intermediarios de la sociedad (sindicatos, asociaciones, colegios profesionales...) que al invertir, a menudo, la relación de fuerzas, impiden reformar aumentar los derechos individuales (paro, salud, formación) cuya complicada gestión quedaría, no obstante, en manos de técnicos. Resultado: #nuitdebout. También nos suena.

La izquierda de la izquierda ha confiscado el discurso en el debate público, de manera que se habla de derechos y necesidades y apenas de deberes y creación de riqueza. Los franceses pueden terminar apostando por la temeridad de EM antes que soportar ad aeternum el trote de viejos caballos agotados. Y esto nos devuelve amito gaullista“superar las diferencias políticas, en beneficio del interés superior de la nación”.

Consiéntanme un consejo, sigan a este hombre. 

Luis Sánchez-Merlo
( La Vanguardia/ 13/4/2016 ) 

"EL FILÓSOFO DE BERCY" ( Por Luis Sánchez-Merlo )

El filósofo de Bercy

El ministerio de economía francés está en la margen derecha del Sena, cerca de la Ópera de la Bastilla y el Bois de Vincennes, en el 139 de la rue de Bercy. Su titular, Emmanuel Macron, tiene allí la oficinaDecía Montherlant que “toda superioridad es un exilio” y el ministro debe de sentirse bastante solo porque pasar de asistente de Paul Ricoeur -uno de los más prominentes pensadores de Francia- a asesor de François Hollande supone, sin duda, un salto importante en términos de ambición personal pero toda cara tiene su envés y el jefe del Estado francés no esconde su indiferencia hacia la literatura, la filosofía o las bellas artes, que no hacen sino distraerle de sus dos únicas pasiones: la política y el deporte. 
‘Esto va a ser Cuba pero sin sol’
Cuando el Elíseo quiso imponer un gravamen del 75% a las grandes fortunas, provocando la huida y desazón de los patronos, encargó al ministro de economía que emplease sus buenos oficios para aplacarlos. Macron -que estaba convencido de la inviabilidad de la propuesta- descargó su ironía:Esto del 75% va a ser Cuba pero sin el sol”. Uningenio, más propio del filósofo que del político al uso. No en vano se doctoró con una tesis sobre Hegel.
El caso es que no solo consiguió tranquilizar a los barandas del dinero, sino que se convirtió en uno de los artífices del actual rumbo de la economía del gobierno socialista, en particular del llamado “Pacto de Responsabilidad”, que prevé reducir los impuestos a los empresarios (“no haremos una política en detrimento de los asalariados, pero hay que reconocer la necesidad de contar con un motor en la economía, y ese motor es la empresa”), lo cual les va a suponer a lascompañías francesas una rebaja de 41.000 millones en impuestos y cotizaciones sociales.
Si a esto le añadimos que es partidario de revisar la ley que, desde hace quince años, ampara la reducción de la jornada laboral en Francia a 35 horas semanales, se pueden hacer una idea de losulfuradas que están las viejas estructuras sindicales del Hexágono.
Despertar la actividad
Probablemente nadie lo haya dicho antes tan claroDespertar la actividad es un concepto simple que sintetiza las reformas en las que se ha embarcado Hollande -haciendo de la necesidad virtud- de la mano de su primer ministro, Manuel Valls -el barcelonés no partidario de la independencia de Cataluña- y de su jovenministro de economía.
Como era previsible, se ha encontrado con una formidable resistencia a la hora de confrontar las realidades políticas, sociales y jurídicas (´la vieille France’en la hazaña de convertir ese principio, casi desnudo, en una ley que, aunque resulteindigesta, acaba de aprobar la Asamblea NacionalA base de talento y reañosse ha salido con la suya.
La política sin filosofía
Este joven zorro, rodeado de viejos lobos -que habla, sin esfuerzo, de Aristóteles, Descartes, Pascal o Kant y considera que la política sin filosofía no es más que cinismo y nihilismo- se proclama liberal y defensor del libre mercado y del restablecimiento de las finanzas públicasAsí que el ataque de los suyos (‘cuerpo a tierra que vienen los nuestros’al social liberal no se ha hecho esperar:
‘No es socialista
A lo que la oposición replica
‘Para una vez que un hombre de izquierdas dice que un gato es un gato no le vamos a llevar la contraria
Y como el establishment político no está acostumbrado a estas exquisiteces, ya hay quien se ha apresurado a ridiculizarlo como representante de ese intelectualismo arrogante e ineficaz que hace reír al mundo entero’. El que así se recrea, se queda tan ancho, mientras se cisca en el joven reformador -37 años- que desde hace seis años no apoquina su cotización al partido
Pero no vayan a sacar una impresión errada de este avispado enarca, que trabajó para Rothschild& Cie, con un sueldo diez veces superior al que percibiría después como secretario general adjunto en el Eliseo. La motivación que lo llevó a fichar por el exquisito banco francés la explicó con naturalidad: 'aprecio mucho mi independencia”. Claro que antes había sondeado al astuto Alain Minc, quien le había aconsejado bien sobre el camino a seguir: ‘ganarás dinero y la libertad de dedicarte después a la política’.
Otro flanco -aprovechado por sus adversarios-para cebarse con él, por el inconfundible recorrido de un ‘oligarca’, que pasa de la banca al Elíseo y viceversa, algo muy sarkoziano
Calvinistas vs cristianos
Hijo de un neurólogo y casado con una profesora de gramática, veinte años mayor, eministro-filósofo-banqueroque estudió en los jesuitasantes de hacer SciencesPo y el ENA en París,explica loavatares de Europa por la falta de confianza entre los países: calvinistas vs cristianos. Según él, Grecia se equivocó alaprovecharse de la generosidad de sus socios, pero ya ha sufrido demasiado por ello, por lo que"sería un error histórico castigar a los países por sus errores".
El joven ministro se ha convertido, como es fácil imaginar, en alguien polémico al que los adversarios reprochan sus disquisicionesfilosóficas, mientras el severo Le Monde le considera un hombre superlativodestaca su talento y capacidad de seducción. Un presidenciable, como ha pronosticado Jacques Attali, que fue quien lo introdujo en el círculo de Hollande.
La transformación ideológica de la izquierda
Al tiempo que se declara dispuesto a influir en la transformación ideológica de la izquierdamanifiesta –con léxico nutritivo y sin pelos en la lengua- sus opiniones sobre las pequeñas miserias de los partidos: “tener un carnet, pagar la cotización, adherirse a los jefes, mostrarse de acuerdo con el corpus ideológico plagado de malentendidos en un momento en que las ideas han sido abundantemente abandonadas por los partidos”o el engranaje social: “la sociedad respira mejor cuando cada uno triunfa en función de sus méritos y cuando el Estado está presente en los momentos duros de la vida”. 
Un impaciente, que detesta los conflictos y habla sin miedo escénico de Merkel : ”Quiere bailar el tango contigo y piensa que es ella quien debe meter la pierna derecha. Nosotros pensamos lo mismo”. Siempre por delante de su carnet de identidad, como relata un compañero del liceo:Tenía una madurez increíble para su edad; eraamigo de todos los profesores y no tanto de los alumnos. Un día me comentó que le aburríamos”.
Un espécimen diferente, que recuerda a Pompidou, y que aporta aliento intelectual,indispensable para no desvanecerse en el aire viciado de los sondeos, los tuits y los likes.
Amable lector, anote este nombre, Emmanuel MacronSus próximos lo llaman Manu.


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