En el pais de los despropósitos, Jose Blanco ya es el Rey. Ayer nos sorprendió con las más inesperadas declaraciones al conocerse el último sondeo del CIS antes de las elecciones autonómicas y municipales, que nos muestra un mapa de España completamente “azul”, dríamos que un 90% del territorio, y ante esta evidencia, no se le ocurre otra cosa que utilizar un simil aéreo y decir que él y su Partido se encuentran en una estupenda pista de despegue, justo cuando están a punto de estrellarse. Ver (oir) para creer.
Una se queda atónita cuando escucha al ministro por primera vez y seguido reacciona y sólo se me ocurre decir “MAYDAY.
Aeronave socialista extraviada. Catástrofe inminente”. Hombre, si nos imaginamos a Blanco a los mandos de un Boeing 747, ya nos podemos figurar, sin necesidad de ser Einstein, que el despegue es inviable, que el peligro para el resto del tráfico aéreo nacional es incalculable, y que, o le dan una “calle de salida rápida” o en caso contrario se queda a vivir en la T4 de Barajas, a lo que no creo que esté muy dispuesto alguien tan “caprichoso” (luego explico esto). Lo que mejor hacemos es darle un buen consejo y que lleve a cabo un cambio total de plan operacional de vuelo si es que quiere despegar , “socialistamente” hablando ,antes del S.XXII.
Pero no, los problemas aéreos del PSOE no quedan aquí reducidos a las pistas de Jose Blanco, que, por cierto, no creo que ahora tenga la desfachatez de esperar que le vayan a ayudar a despegar los controladores, después de las tropelías que tuvieron que sufrir por parte de él, de Rubalcaba y de Zapatero , pues no, sus andanzas no quedan aquí, van mucho más allá, tan allá como que el mismo Ministro protagonizó una escena dantesca el pasado miercoles en un viaje a Londres, a donde se desplazó para vender casas a los ingleses. El susodicho viajó en un avión regular de la compañía IBERIA, y , cuando se encontraba en pleno vuelo a Heathrow, bien acomodado en la primera fila de clase “Business”, primero protestó y pidió dos mantas, una para él y otra para su colaborador, pero vaya por Dios!, seguía teniendo frio y decidió llamar a la tripulación y les dijo literalmente “Pueden bajar, por favor,el aire acondicionado. Sigo teniendo frio”.
El comandante (que debía de tenerle un cierto miedo) hizo subir varios grados la temperatura de cabina de pasajeros, y ahora viene lo peor, las personas que viajaban en clase “turista” empezaron a sufrir un calor insoportable, se quejaron varias veces a las azafatas suplicando que el comandante bajase la calefacción. Pero de nada les sirvió, el piloto decidió “someterse” al mandato del gran ministro y todos los pasajeros tuvieron que llegar a Londres literalmente ahogados sudando. Una vez en tierra dijeron “NOS ASARON PORQUE BLANCO TENÍA FRÍO”. En resumidas cuentas que esta historia tiene un nombre “el Pepiño volante”. ¡Cómo no va a tener problemas AENA!…
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